jueves, 27 de agosto de 2009

AMADA VIRGEN MARÍA


María Virgen Amada,

que apareces en mi vida

tu fragancia fue esparcida

sintiéndome yo embriagada.

Por mis manos tu pintada

en una noche de asombro

te vi María y te nombro

a mi auxilio sé que vienes

sabiendo que me sostienes

con El Rosario en el hombro.


Eres Maria dulzura,

Madre de misericordia,

de armonía, de concordia,

de luz, de paz y ternura.

Quien conoce tu estatura

de energía Universal

puede sentir tu caudal

fresco rodeando la brisa

con la más tierna premisa

de lo sobrenatural.


Creer en ti no es casual

no es decirlo o evocarlo,

es sentirlo y es tocarlo

de manera natural.

Maria por tu ancestral

razón de escuchar mis ruegos

hoy te pido: por los ciegos,

por aquellos que no creen,

esos que sin luz no ven

por materiales apegos.


Te pido por aquel rico,

por el pobre, el vagabundo,

por la miseria en el mundo

cuando a ti yo te suplico.

De tus dones hoy salpico

a todos los que te recen

y en sus ruegos fortalecen

la paz de nuestro Planeta

los que oran llevan meta

que de bondad la engrandecen.


Te pido por epidemias

que azotan la humanidad,

te pido salud, piedad,

alejando las pandemias.

Que se acaben las endemias

enfermedades del hombre

que cuando el mundo te nombre

desde el corazón henchido

nos una más tu latido

cuando invocamos tu nombre.


Que a pesar de recibir

acciones inmerecidas

siempre llenes nuestras vidas

del poder de discernir

Perdonar y conseguir

con el corazón sin dudas,

aunque la traición de Judas

nos quiera dar un abrazo

con tu amor promueva el lazo

contestar palabras mudas.


Amada Virgen María,

que me acompañas ahora

de mi pecho sólo aflora

la inigualable alegría.

Tu me regalas el día

el sol, la luz, la belleza,

me das entera certeza

de tu presencia a mi lado

sostenme con tu cuidado

cuando mi alma te reza.


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