
No podemos hincarnos de rodilla,
no podemos ,¡oh, no! , no , no podemos,
suplicar es ver el alma que perdemos
cuando el honor por causa justa se mancilla.
No podemos, lo sé, guardar rencores,
no podemos, ¡oh, no!, no, no podemos,
ante el rencor el alma envilecemos
y el alma no merece sinsabores.
Por ello no convoco al enemigo,
lo dejo claudicar y así no sigo
el mismo juego que ya conocemos.
Busco en alguna excusa la evasiva,
y dejo sin revancha el alma viva
porque bien sé que no, que no podemos.