jueves, 11 de diciembre de 2008

PERDÓNALOS SEÑOR



Perdónalos Señor, pues son tus hijos,
aquellos que jugaron a humillarnos
somos humanos y al equivocarnos
ignorantes sentimos regocijo.

Perdónalos Señor, nada nos hiere
y menos de quien venga la saeta.
Soy tu instrumento vestida de poeta
dejo ante tí al que dañar prefiere.

¿Como pueden sentirse satisfechos
con los hirientes y sentidos hechos
premeditados sin haber razones?

¿Es que yo tengo que llamarle hermanos
a quienes fingen ser buenos cristianos
buscando destrozar los corazones?